PRINCIPIO OAOA 14
Sin dar porcentajes ni caso, pero hablando un poco por las buenas,
haremos algunas consideraciones sobre el COMPORTAMIENTO
DE LOS PROFESORES, sea durante el tiempo de espera, sea durante la
resolución del problema por los niños. Emotivamente implicado en el proceso y sintiéndose juzgado en su papel de educador
justo en el curso de la resolución, el profesor no logra, en la mayoría de
los casos, dejar trabajar a los niños, según las modalidades establecidas. Pasa entre las mesas, lee, mira; a menudo
comenta en voz alta lo que ha visto hacer a alguno; o bien, con lenguajes no
verbales (mímica facial, gestos con los brazos, ojeadas,...) manifiesta
desaprobación, disgusto, reproches o, viceversa, aprobación... Si se da
cuenta que en el texto del problema había una “zancadilla” (que no había detectado antes, pero que descubre en
base a una interpretación escondida en la resolución de uno o más niños), aclara el texto en voz alta. En
resumen, especialmente si hay alguien
extraño a la clase, se tienen la impresión de un maestro que dirige una
orquesta... Hemos tenido que admitir, después de amplias y numerosas
pruebas, substancialmente es el profesor
el que resuelve el problema propuesto (tanto es así que, cuando hemos
necesitado respuestas auténticas, hemos trabajado sin el profesor en clase).
Es obvio que después de cinco años de
resolución de problemas con este estilo,
el niño se habitúa y se convence que es ésta la forma. Ésta nos ha parecido
la causa (quizá s no la más simple) de la aparente regresión que los niños
manifiestan en el paso de la enseñanza secundaria; a menudo, el profesor de
matemáticas de secundaria propone, pocos días después del inicio del año
escolar, actividades del tipo “prueba de ingreso”, bastante útiles, si están
bien diseñadas, para tener una primera idea del estado cognitivo de alumnos de
procedencias escolares distintas.
Al contrario del profesor de primaria, el de secundaria (al menos en esta
primera fase de aproximación) consigue tener un comportamiento distante del
grupo y no interviene en los procesos de resolución. Lo que, obviamente,
crea mucho desasosiego en el alumno, debido seguramente a no estar habituado a
trabajar en estas condiciones.
D´AMORE, B.:“Problemas”. Pedagogía y Psicología de las
Matemáticas en la actividad de resolución de problemas. Síntesis. Madrid
(1997). Páginas 76 y 77.
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marzo 13, 2016
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